EL CONCEPTO SER FUERTE EN LA VIDA
Cada uno de nosotros interpretamos y tenemos una
visión de lo que significa ser fuerte, que a veces coincide con la que
tienen el resto de las personas.
Para mi (Anónimo), ser fuerte en la vida significa:
- Ser valiente, asumir y aceptar lo que somos y estamos viviendo.
- Ser camaleones y adaptarnos con una sonrisa al día día, a pesar de que
no siempre las circunstancias que nos rodean sean las más fáciles de
vivir y llevar.
- Caerse y levantarse de nuevo ante la dureza y dificultad de las pruebas de la vida. Dando igual las veces que sean.
- Llorar, sentir rabia, desahogarse, respirar hondo y mirar hacia delante con la cabeza bien alta.
- Enfrentarse a la vida, sin saber hacia dónde vamos, sin tener un rumbo
fijo, con esperanza, sabiendo que existe luz al final del túnel.
- Confiar en uno mismo, aunque a veces cueste.
- Escucharse, mirar hacia dentro, descubrir que no somos perfectos y querernos.
- Sentir el vacío y el silencio, vivir con ello, haciéndolo nuestro, aún sabiendo que puede ser temporal o no.
- Darse cuenta que podemos ser vulnerables, débiles o frágiles en según qué momentos de la vida y pedir ayuda.
- Hacer público, si nos apetece, lo que nos ocurre y sentimos; no escondiéndonos de nadie, ni de nada.
- No ocultar, ni hacer alarde de las cicatrices que han ido dejando
huella las heridas emocionales, simplemente son parte de nosotros, son
nosotros.
- Saber que a veces la vida es como un tobogán, divertida,
vertiginosa, rápida, con momentos de espera y paciencia; y tomarla como
un juego serio.
- Reírse de uno mismo, de lo bueno y de lo malo. Ni
somos tan buenos, ni tan malos. Somos un término medio, en el que por
suerte, acertamos mucho más y fallamos mucho menos de lo que creemos.
- Valorar lo que somos y tenemos.
- Reconocer cuándo es el momento de descansar, de tirar la toalla, de
luchar y de avanzar, aunque para ello hayamos necesitado toda una vida.
- Poner límites a lo que nos hace daño, ya sean situaciones, personas, pensamientos, actitudes...
- Ser
fuerte, es asumir nuestra fragilidad, y a la vez, descubrir que hay un
deseo, una energía interior que nos lleva de la mano, impulsándonos
hacia arriba, aunque a veces no queramos que sea así. Asumiendo que la
lucha interior, puede ser feroz, liberadora, y nos puede anclar a la
vida, básico para seguir creciendo.
- Ser fuerte, es amarse tal y
como somos, trabajando lo que no nos gusta de nosotros y potenciando los
dones que tenemos.